(Quizá del prov. gris).
Es
estúpido encaramar una cabra a un púlpito y esperar una homilía
edificante, y eso hace twitter a
diario. Hablaba en mi entrada anterior del análisis que hacemos de
la información, pero cada vez que entro en esta red social, me
castigo por generalizar.
Vivimos tiempos proclives al pastoreo, no por buenos pastores, si no por la cantidad de borregos.
Adolecemos de opinión propia, es más fácil, como borregos, sumarse
a una corriente sin reflexión, sin proyección de ideas, eso sí,
sin parar de balar, que ya llegará el bocado.
Y las hienas, teclean hoy, buscando en el cuerpo presente de Manuel
Fraga un pedazo de carroña que llevarse a la boca. Es innegable su
pasado franquista, y su corresponsabilidad “política” en lo
acaecido, el negro; pero también su papel principal en el intento de
reconciliación, su paternidad constitucional y su amor octogenario
por el trabajo, el blanco.
No es verdad el blanco sin su negro, ni el negro sin su blanco.
Opinar es gratis, pensar también.
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